¿Cuánto vale una palabra?
¿Un gesto?
¿Una lágrima?
¿Cuánto tiempo ganamos,
con nuestra maldita ausencia?
¿Y cuánto perdimos,
estando terriblemente ausentes?
Hoy, la insoportable agonía
de cada nuevo día
se hace presente,
y allí estamos,
contemplando
cómo tu sueño
se hunde,
profundamente,
en horas que ya no volverán,
tangos que ya no tocarán,
mates, gestos,
veredas, charlas,
historias,
momentos...
¿Dónde va tu memoria,
que vaga,
moviendo tus párpados
y, minuciosamente,
parte de tu cuerpo?
La mía se ha detenido
en tu preciado recuerdo,
en tu sonrisa,
tu voz,
tu mirada,
tu abrazo,
tus besos.
Si hoy tan sólo pudiera,
te diría:
"lo siento".
Te quiero
con todo mi corazón.
Gracias, por ser mi abuelo.